PsicoNexos

Santo Domingo, Dominican Republic
PsicoNexos es una organización sin fines de lucro, adscrita al Instituto de Investigación y Desarrollo Santo Tomás de Aquino (ISTA). Surge en Junio del 2007 con el propósito de impulsar la participación e integración de los estudiantes, profesores, investigadores y allegados al ámbito de la psicología y las ciencias sociales de todas las universidades del país. Psiconexos motiva la integración de la psicología con otras disciplinas: Filosofía, Antropología, Medicina, Cultura y el Arte, entre otras; buscando ser un medio de expresión en pro del restablecimiento del equilibrio biopsicosocial y espiritual que necesitan los seres humanos.

viernes, 23 de noviembre de 2007

SINDROME DE DIOGENES

SINDROME DE DIOGENES.
Qué es?
La observación de casos repetidos de mayores con comportamientos extremadamente huraños que vivían recluidos en sus propios hogares y rehuían cualquier contacto con otras personas motivó la aparición en la década de los 60 de un trabajo científico que detallaba este extraño patrón de conducta. En 1975 fue bautizado como Síndrome de Diógenes, en referencia a Diógenes de Sínope, un filósofo de la época de Aristóteles famoso por preconizar un modo de vida austero y renunciar a todo tipo de comodidades.
Síntomas
Aislamiento social, reclusión en el propio hogar y abandono de la higiene son las principales pautas de conducta. Las personas que lo sufren pueden llegar a acumular grandes cantidades de basura en sus domicilios y vivir voluntariamente en condiciones de pobreza extrema. El anciano suele mostrar una absoluta negligencia en su autocuidado y en la limpieza del hogar. Suelen reunir grandes cantidades de dinero en su casa o en el banco sin tener conciencia de lo que poseen. Por el contrario, piensan que su situación es de pobreza extrema, lo que les induce a ahorrar y guardar artículos sin ninguna utilidad. Es frecuente que almacenen cantidades grandísimas de basura y desperdicios sin ninguna utilidad. Incluso se han visto casos de personas que atesoraban billetes antiguos sin curso legal, bombonas de butano o latas de pintura.
Tratamientos
En primera instancia, el tratamiento para estas personas va dirigido a tratar las posibles complicaciones derivadas del mal estado nutricional e higiénico. Sin embargo, acto seguido es necesario instaurar medidas preventivas para que el cuadro no vuelva a repetirse. Para ello se necesita un apoyo social suficiente, a través de una institución geriátrica o de asistencia domiciliaria. El problema es que los propios afectados suelen rechazar la ayuda social. Si no están incapacitados por motivo de alguna patología psiquiátrica de base o una demencia, no pueden ser ingresados en una residencia sin su consentimiento, con lo que termina volviendo a su tipo de vida anterior.
Otros datos
Quién la padece Suele darse en ancianos con cierta tendencia al aislamiento, aunque también intervienen otros factores estresantes de la edad tardía como las dificultades económicas o la muerte de un familiar, y sobre todo, la soledad. La posición socioeconómica no protege de su aparición, ya que se conocen casos de personas que padecían el síndrome que poseían títulos universitarios, con un alto nivel económico y carreras profesionales brillantes. Consejos a las familias Los familiares deberían vigilar a sus mayores que viven solos especialmente si han observado algún factor de riesgo, como un comportamiento huraño o un aislamiento voluntario. No obstante, con frecuencia resulta difícil ayudarlos ya que son ellos los que evitan todo tipo de atención. Esto hace que a veces llegue incluso a debatirse si se trata realmente de una enfermedad o sólo un estilo de vida.
CONSEJOS A LAS FAMILIAS
Los familiares deberían vigilar a sus mayores que viven solos especialmente si han observado algún factor de riesgo, como un comportamiento huraño o un aislamiento voluntario. No obstante, con frecuencia resulta difícil ayudarlos ya que son ellos los que evitan todo tipo de atención. Esto hace que a veces llegue incluso a debatirse si se trata realmente de una enfermedad o sólo un estilo de vida.
Tal y como apunta la enciclopedia de patologias on-line Dmedicina El portal de salud del paciente el tratamiento para estas personas va dirigido a tratar las posibles complicaciones derivadas del mal estado nutricional e higiénico. Sin embargo, acto seguido es necesario instaurar medidas preventivas para que el cuadro no se repita. Para ello se necesita un apoyo social suficiente, a través de una institución geriátrica o de asistencia domiciliaria. El problema es que los propios afectados suelen rechazar la ayuda social. Si no están incapacitados por motivo de alguna patología psiquiátrica de base o una demencia, no pueden ser ingresados en una residencia sin su consentimiento, con lo que termina volviendo a su tipo de vida anterior.
Síndrome de Diógenes
La base de este trastorno se halla en un desorden psiquiátrico
A pesar de que parece relativamente nuevo, el Síndrome de Diógenes es un viejo conocido de los psiquiatras. La observación de casos sucesivos en personas mayores con comportamientos huraños que vivían recluidos en sus propios hogares y rehuían cualquier contacto con otras personas fue lo que motivó, en la década de los 60, la aparición de artículos e investigaciones en las que se detallaba un extraño patrón de conducta. Un perfil caracterizado por personas mayores de 65 años que acumulan gran cantidad de objetos inservibles y basura en sus casas y que se transforman en seres huraños y aislados de la sociedad. Este trastorno, que esconde importantes alteraciones psiquiátricas, afecta a 1,7 pacientes por cada 1.000 ingresos hospitalarios. No obstante, los especialistas creen que su aumento es previsible no sólo por el envejecimiento de la población, sino por sus condiciones socio-sanitarias.
Baja incidencia
En julio de 2005 una mujer de más de 60 años y su hijo, de 40, fallecieron tras el incendio de la casa en la que vivían en Málaga. Allí acumulaban una gran cantidad de objetos inservibles y de basura. En septiembre del mismo año una anciana apareció muerta en su domicilio de Madrid entre kilos y kilos de desperdicios. Llevaba años recogiendo residuos. También en Madrid el pasado enero un hombre de 73 años prendió fuego a su vivienda y estuvo a punto de acabar con la vida de sus vecinos. Los bomberos descubrieron en el interior de su piso una gran cantidad de objetos inútiles. Estos son ejemplos de lo que se conoce como Síndrome de Diógenes, un término que se aplica a las personas mayores que además de tener una actitud huraña, acumulan basura y objetos inservibles en sus viviendas, según explica Jerónimo Sáiz, Jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal.

La base del Síndrome de Diógenes se halla en un desorden psiquiátrico. "En estos pacientes subyacen una serie de enfermedades como demencia, cuadros psicóticos, trastornos obsesivos o personalidad con rasgos paranoides que les lleva a vivir en esas condiciones", señala Javier Gómez Pavón, Secretario General de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología.
A pesar de que parece relativamente nuevo, el Síndrome de Diógenes es un viejo conocido de los psiquiatras. "Estamos acostumbrados", asegura Jerónimo Sáiz. Lo que ocurre es que las características de esta patología psicogeriátrica han llamado la atención de los medios de comunicación, que se han hecho eco de algunos casos ocurridos en España en los últimos años. Pero la incidencia del síndrome es baja. No se trata de un desorden frecuente, pues las estadísticas indican que sólo se da en 1,7 de cada mil ingresos hospitalarios. "De cada 1.000 personas ingresadas en psiquiatría y geriatría lo padecen como mucho dos personas", afirma Javier Gómez Pavón.
De momento, y según el Informe 2004 Las personas Mayores en España, del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, las enfermedades más frecuentes de los mayores de 65 años son los problemas circulatorios (que además son la primera causa de muerte), los digestivos, los respiratorios y el cáncer (la segunda causa de fallecimientos).
La observación de casos sucesivos de mayores con comportamientos huraños que vivían recluidos en sus propios hogares y rehuían cualquier contacto con otras personas fue lo que motivó, en la década de los 60, la aparición de artículos e investigaciones en las que se detallaba este extraño patrón de conducta, según explica Javier Gómez Pavón. Fue en 1975 cuando oficialmente se bautizó como Síndrome de Diógenes. Su nombre hace referencia a Diógenes de Sínope, un filósofo de la época de Aristóteles que preconizaba la vida austera y la renuncia a todo tipo de comodidades.
El síndrome de Diógenes
Algunos ancianos se sienten derrotados y renuncian a vivir con dignidad; con el tiempo se vuelven desconfiados y adoptan una actitud negligente, entre la soledad y la misantropía
TEXTO:/JOSÉ MARÍA ROMERA /

CADA cierto tiempo los titulares de prensa recogen la noticia de ancianos hallados muertos en su casa, en el mayor de los abandonos y a menudo rodeados de desperdicios y bolsas de basura cuyo hedor había puesto en alerta a los vecinos del inmueble. Sospechando que algo raro pasaba, llamaron a la policía o a los bomberos y estos descubrieron el cadáver. Un final de la existencia propio de folletines truculentos de otro tiempo, pero por desgracia bastante habitual en nuestros días. En el mejor de los casos, los servicios asistenciales intervienen antes del desenlace fatal, pero lo que encuentran no es menos pavoroso: un ser vivo recluido en una madriguera entre toneladas de residuos que han ido adueñándose de su espacio vital hasta reducirlo al mínimo.

Más allá del patetismo de una situación límite o de una extravagancia propia de personas fuera de sus cabales, el caso es revelador de un trastorno específico descrito por los especialistas: el denominado síndrome de Diógenes, que en España afecta a más de un 3 por ciento de los mayores de 65 años. Diógenes, filósofo griego del siglo IV a. C. y fundador de la corriente cínica, era conocido por su actitud de desprecio por las convenciones sociales, en coherencia con lo cual adoptó un estilo de vida caracterizado tanto por su austeridad como por el abandono de su aspecto físico.
Sin ganas de vivir

Si a Diógenes suele representársele dentro de un tonel, semidesnudo y con el pelo largo y desastrado, los ancianos aquejados por el síndrome viven también en el aislamiento y la incuria. Esta actitud negligente, entre la soledad y la misantropía, revela un sentimiento de derrota, de renuncia a vivir dignamente y en plenitud bien sea por carecer de alicientes para hacerlo, bien por efecto del deterioro psíquico propio de las edades avanzadas. Pero la conducta de los aquejados por el síndrome de Diógenes no implica necesariamente una dolencia mental.
Los primeros estudios sobre el fenómeno se remontan a los años 60 y 70 del siglo pasado, cuando empezó a ser diferenciado de los estados depresivos y las demencias. Ni todos los ancianos que acumulaban cosas ciegamente padecían trastornos psíquicos ni la psiquiatría podía explicar por sí sola algunos de sus comportamientos anómalos.
Generalmente concurren causas diversas que van desde rasgos de personalidad previos hasta factores estresantes específicos de los ancianos. Parece ser que están más predispuestos a sufrir el trastorno los individuos con tendencia al aislamiento o con dificultades de adaptación social, mientras que apenas se da entre personas comunicativas.
En cuanto a los factores estresantes que pueden conducir al síndrome, los más habituales tienen que ver con las dificultades de tipo económico, la muerte de familiares y la sensación de ser rechazado por parientes.
Los sentimientos de inseguridad y de miedo engendran el impulso de acumular cosas -aunque sean tan inútiles o nocivas como los desperdicios- cuyo amontonamiento actúa a modo de muro protector. En cierto modo se trata de coleccionistas; sólo que, en vez de coleccionar selectivamente por afición o 'hobby', lo hacen de forma indiscriminada y guiados por una oscura necesidad de acúmulo compulsivo (la conocida como 'silogomanía'). La soledad hace el resto.
Atrapados por el temor
Estas personas se sienten solas pero a su vez persiguen la soledad, bien por resentimiento hacia los otros, bien atrapadas por el temor a relacionarse con personas ajenas a las que su paulatina misantropía ha ido convirtiendo en seres hostiles en potencia.

Puede ocurrir que de puertas hacia fuera los aquejados del síndrome de Diógenes no se muestren especialmente insociables, mientras que al regresar a sus casas se parapetan en el descuido y la dejadez. De ahí que no siempre sea fácil reconocer su estado, ni mucho menos comprender hasta qué punto son víctimas de una soledad más profunda de la que aparentan. Algunos especialistas han señalado cinco rasgos de conducta para identificar el síndrome de Diógenes. La presencia de dos o más de ellos permite hablar de enfermedad, y en el caso de darse cuatro o cinco se trataría de enfermos muy graves con riesgo de muerte. En trazos gruesos, los rasgos serían éstos: 1) el aislamiento social, con tendencia a rehuir situaciones de comunicación; 2) la reclusión voluntaria en el domicilio, al que se aferran por muy ventajosas que sean las alternativas de acogida que se les llegue a ofrecer; 3) el descuido en la higiene y en la alimentación, en el cuidado de la salud y en la limpieza y el orden del hogar; 4) las reacciones de pobreza imaginaria (se le ha denominado también 'síndrome de la miseria senil'), que llevan a acumular no sólo dinero sino objetos varios, incluida la basura; 5) el rechazo de las ayudas sociales o familiares y la tendencia a volver a sus hábitos de vida después de una temporada de acogida o de apoyo externo.
Sus propios vecinos

La mayor dificultad para intervenir en esta situaciones proviene de la invisibilidad externa de estos síntomas. Los ancianos que se aíslan están condenados a que su situación pase inadvertida incluso a sus propios vecinos, y más aún cuando aquéllos se muestran reacios a cualquier forma de relación con éstos.
Cuando los servicios sociales consiguen intervenir en el caso, las medidas surten efecto inmediato puesto que se trata fundamentalmente de asearlos y fortalecer sus cuerpos con alimentos o fármacos y de poner a trabajar en sus casas a los servicios de limpieza. Pero lo que nadie suele alcanzar a remediar es la soledad, origen y consecuencia de tantas tragedias que suceden sigilosamente en derredor nuestro.
Síndrome de Diógenes
publicado por Gpunto
03 noviembre 2006 - 01:29:53
Con relativa frecuencia se dan casos de personas mayores, huraños, recluidos en su hogares que evitan el contacto con otras personas. Son personas que pueden padecer una enfermedad sicótica que se conoce con el nombre de Síndrome de Diógenes. La definición de la enfermedad es relativamente reciente, en 1975 cuando se bautizó oficialmente Nombre que en mi opinión no es excesivamente acertado, pues confunde una actitud austera y sobria de la existencia, que es lo que propugnaba Diógenes de Sínope, un filósofo de la época de Aristóteles, con un desarreglo mental que en su comportamiento patológico se aproxima más a la imagen tradicional del avaro. Debería por ello haberse bautizado por ejemplo, de Síndrome de Euclión, el avaro protagonista de la Aulularta, la comedia de Plauto, punto de partida de todos los avaros de la literatura occidental, desde el Shylock de Shakespeare, al de Molier
Generalmente estas personas se vuelven negligentes con su higiene personal y del hogar y tienden a acumular mucha basura en sus domicilio. Con frecuencia viven voluntariamente en condiciones de extrema pobreza, mientras que acumulan compulsivamente dinero sin ser conscientes de ello, pues su sensación de pobreza, les lleva a guardar grandes cantidades de basura y desperdicios sin ninguna utilidad, por creer que acumulan bienes que ellos consideran indispensables en previsión del futuro..
Las personas más propensas a este desarreglo suelen ser ancianos de ambos sexos de que quedan en situación de soledad por la muerte de la pareja. Ni un alto nivel cultural, ni la procedencia de un nivel social acomodado, ni una vida anterior normal, protegen del riesgo a los posibles pacientes. Su situación se suele complicar cuando su abandono personal les lleva con frecuencia a un mal estado alimentario y sanitario que acaba con su salud. .
Son difíciles de curar, pues no estando incapacitados,.no pueden ser ingresados en una residencia sin su consentimiento, y al rechazar voluntariamente cualquier tipo de ayuda, vuelven a su tipo de vida anterior, tan pronto como cesan al ayudas que reciban, pues es difícil trazar una frontera entre la enfermedad y un modo de vida asocial. El primer paso será corregir su alimentación y limpieza para parar cualquier proceso de degradación física, pero el riesgo a recaer en cuanto cesen los cuidados es extremo.
La incidencia de la enfermedad es baja, pero lo espectacular del caso, hace que ocurra en los casos extremos mucha resonancia mediática, haciendo parecer que se dan casos con mayor frecuencia de la que realmente se produce, no obstante al aumentar la población anciana también aumenta el número de casos. Un artículo del periódico 20 Minutos, demuestra en los comentarios del público, tanto la relativa abundancia de casos, como la impotencia que sienten los parientes para encontrar una forma de ayudar a las víctimas.
Si lamentable y triste es la situación de quien cae en esta enfermedad, no lo es menos la de los vecinos que tienen que convivir en la misma casa de uno de estos enfermos. Periódicamente aparecen en la prensa noticias de que los servicios municipales han retirado de la vivienda de una de estas personas toneladas de basura y objetos desparramados por toda la casa.
En un caso en el que tuve que intervenir en la venta de su vivienda, la basura había cubierto entre veinte y treinta centímetros de espesor por toda la casa, y aunque los servicios municipales se habían llevado varios camiones de basura, y habían ventilado la casa, cuando yo intervine, la huella aun perduraba, pues la basura había corroído el yeso de los tabiques dejando todo los bajos de las paredes de ladrillo de la vivienda a la vista.
Indudablemente convivir con una de estas personas es imposible, en el caso que intervine, el dueño del piso inmediatamente inferior, hubo de abandonar su casa ante la imposibilidad de vivir con los malos olores y los insectos que producía esa basura y todos los vecinos consideraron una bendición el día que por fin un juez atendió sus requerimientos e incapacitó definitivamente a la enferma, permitiendo que los servicios sociales se hicieran cargo del caso.
Síndrome de Diógenes
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Se trata de una conducta de aislamiento comunicacional, ruptura de las relaciones sociales, negligencia de las necesidades de higiene, alimentación o salud, reclusión domiciliaria, rechazo de las ayudas y negación de la situación patológica, que se presenta habitualmente en ancianos solitarios.
Las primeras descripciones y su sistematización clínica se deben a los trabajos de MacMillan & Shaw (1966) y Clark et at. (1975). Basándose en ellos y en diversos trabajos posteriores de De La Gándara et al. (1992, 1994), han establecido las características clínicas del síndrome, que permiten diferenciarlo de los estados depresivos, demencias u otros estados psicopatológicos.
Su denominación se debe a Clark et al. (1975) y se basa en el estilo de vida misantrópico y solitario del conocido filósofo Griego.
Etiopatogénia
Se trata de un síndrome específico que se produce en ancianos, como consecuencia de la interrelación de tres tipos de factores:
1. Diferentes rasgos de personalidad previos, que implican tendencia al aislamiento, dificultades de adaptación social, rechazo de las relaciones humanas, misantropía, etc.
2. Factores estresantes propios de la edad tardía: dificultades eco-nómicas, muerte de familiares, rechazo familiar, marginación social, etc.
3. Soledad: inicialmente condicionada por las circunstancias, pero posteriormente buscada o deseada voluntariamente.
Se puede aceptar que existen dos tipos del Síndrome de Diógenes:
Personas sin otra patología psiquiátrica específica.
Pacientes psiquiátricos crónicos: depresivos, delirantes o demenci-ados que presentan además conductas típicas de Diógenes.
Epidemiología
Según estimaciones realizadas por De La Gándara (1994), un 1.7 por/mil de los ingresos en hospitales en España de mayores de 65 años son por Síndrome de Diógenes, lo que supone unos 1.200 nuevos ingresos año.
Según otros análisis, en España un 3 % de las personas mayores de 65 años tienen "Riesgo de Diógenes", la "prevalencia probable" es del 0.5%, y la "incidencia anual" podría estimarse en unos 3.200 casos nuevos.
Complicaciones
La principal complicación es la muerte en soledad en sus domicilios. Por otra parte, más del 40 % de los Síndromes de Diógenes sufren patología somática severa, y mueren a pesar de ser ingresados en hospitales.
Todos presentan grave abandono higiénico y estados carenciales, que implican la presencia de malnutrición, anemia, etc.
Epidemiología
Podemos aceptar cinco criterios o rasgos de conducta característicos, que permiten hacer el diagnóstico. La presencia de "1" ó "2" criterios sugiere la existencia de riesgo de Síndrome de Diógenes, mientras que una puntuación de "4" ó "5" la alcanzan los casos más graves, con elevado riesgo de enfermedad y muerte en soledad. Estos criterios son:
Aislamiento comunicacional y relacional, con rechazo de las posibilidades de comunicación.
Reclusión domiciliaria voluntaria, con oposición a ser sacados de sus domicilios.
Negligencia de cuidados sanitarios y de la higiene propia y del hogar (silogomanía: acumulación de basura).
Conducta de "pobreza imaginaria": acumulación de dinero en casa o bancos, en cantidades elevadas, asociado a creencia de pobreza extrema, a veces delirante, y no utilización para las necesidades básicas.
Rechazo de las ayudas familiares o sociales, e intento de regresar a su estilo de vida, cuando son dados de alta, o se descuida su cuidado.
Tratamiento
El tratamiento debe empezar por la detección de los casos de riesgo, el ingreso en un Hospital General o Unidad de Geriatría, y abordaje de los trastornos médicos.
Se deben adoptar las medidas de protección social pertinentes, evitando el regreso del enfermo a sus condiciones previas de vida. En algunos casos es preciso tratar la patología psiquiátrica asociada (depresión, delirios crónicos). Si no es posible asegurar la convivencia o ubicar al paciente en una institución social, es preciso hacer un seguimiento crónico, visitas domiciliarias, y trabajo coordinado de los servicios sanitarios (médico, enfermera) y sociales (trabajador social).
Si cree que requiere ayuda, por favor consulte con un profesional de la salud.

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Ejercicios para el Cerebro

Autora: Coral Vargas
Estudiante de Psicología Escolar de UNIBE
Los pequeños olvidos que comenzamos a padecer después de determinada edad no afectan nuestra vida pero si nos producen ansiedad. Los neurocientíficos han comprobado que no necesariamente tiene que ser así, que las células se regeneran en el cerebro de los adultos y que, al contrario de lo que se pensaba, la pérdida de memoria no se debe a la edad o a que las neuronas se mueran, sino a la reducción en número y complejidad de las dendritas (ramas de las neuronas) que, a través de la sinapsis, reciben y procesan la información de otras células nerviosas.

Esto sucede por una sencilla razón: falta de uso. Hay vitaminas y medicinas que aumentan la transmisión sináptica y fortalecen la memoria, sin embargo, nada como hacer que nuestro cerebro fabrique su propio alimento: las neurotrofinas.

Las neurotrofinas son moléculas que producen y secretan las células nerviosas, y actúan como alimento para mantenerse saludables tanto a ellas como a las sinapsis. Cuanto más activas estén las células del cerebro, mayor cantidad de neurotrofinas producen; esto genera más conexiones entre las áreas del cerebro.
¿Entonces qué debemos hacer?
Lo que necesitamos es hacer pilates con las neuronas: estirarlas, sorprenderlas, sacarlas de su rutina y presentarles novedades inesperadas y divertidas a través de las emociones, del olfato, la vista, el tacto, el gusto y el oído. Algunos ejemplos de ejercicios que expanden substancialmente las dendritas son:

1. Bañarse con los ojos cerrados.2. Usar la mano no dominante. 3. Lee en voz alta.4. Cambia tus rutas.5. Cambia tus rutinas.6. Cambia las cosas de lugar.7. Aprende algo nuevo.8. Identifica las monedas.9. Cambia el mouse de la
computadora al lado contrario
de donde sueles usarlo.

¿Por qué no abrir la mente y probar estos ejercicios tan sencillos que, de acuerdo a los estudios de Neurobiología del Duke University Medical Center, amplían nuestra memoria? Y si tenemos suerte y funcionan, nunca más volveremos a preguntarnos: ¿Dónde dejé las llaves? ó ¿Dónde dejé los lentes, mi cuaderno de apuntes, lápiz o bolígrafo?

Como Oraba Gandhi:



Mi señor ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles

Si me das fortuna no me quites la razón. Si me das éxito no me quites la humildad. Si me das Humildad no me quites la Dignidad.

Ayúdame siempre a ver la otra cara de la moneda, no me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo.

Enséñame a querer a la gente como a mi mismo. No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso.

Mas bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.

Enséñame que perdonar es un símbolo de grandeza y que la venganza es señal de bajeza.

Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para aprender del fracaso. Si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme y si la gente me ofende dame valor para perdona.
Señor, si yo me olvido de ti: Nunca te olvides de mí.